domingo, 18 de julio de 2010

¿Cuánto cuesta tu vientre? II

Les voy a contar una historia que tiene que ver con el tema del que les estaba hablando: los vientres de alquiler.
Inglaterra es el único país de Europa en el que se permite el alquiler de un útero. También se permite a la madre de alquiler quedarse con el niño si se arrepiente. Pero esto no suele llevarse a la práctica, si bien la tentación pesa más que el recibir unas 10.000 libras como pago por las "molestias". Una mujer había hecho ya como madre de alquiler para una pareja que no podía tener hijos. Le ofrecieron volver a ser madre de alquiler para ellos y ella aceptó. Se había mentalizado ya con que aquella criatura no era su hijo. Y así pasaron los meses. Ella y la otra pareja habían hecho muy buenas migas. Había confianza.
La madre de alquiler dio a luz a una niña mediante cesárea antes de lo previsto porque cogió una infección. La pareja fue al día siguiente a recoger a su hija acompañada por la cámara de la televisión que estaba grabando el documental sobre las madres de alquiler.
Pero la madre de alquiler estaba arrepintiéndose sobre lo que había hecho. Por mucho que dijese lo contrario, por mucho papel que hiciese ante las cámaras de "la niña no es mía. Yo sólo la he traído al mundo en lugar de su verdadera madre", lo cierto es que sentía que la niña era suya. Ella era su madre. La pareja se fue del hospital para no volver llevándose a la niña con ellos. No volvieron para visitar a la madre de alquiler, que estaba ingresada recuperándose de la infección y de la cesárea. Estaba cansada y hundida. Se arrepentía seriamente de lo que había hecho y, aunque sabía que la ley estaba de su parte, no se atrevió a dar marcha atrás. Era la madre biológica del niño. Intentaba no tener dudas, pero no podía. Una parte de ella sabía que la niña que había traído al mundo era suya. Suya...
No ha vuelto a tener contacto con la pareja que la contrató. Ellos ni se han molestado en preguntar por ella. No sabemos cómo ha terminado la cosa. Hay una pareja que es feliz con su hija. Y hay una mujer que sufre porque ha perdido a su hija, aunque sabe que esa niña no podrá ser suya. No sabe qué hacer. Es consciente de que la niña estará bien cuidada por la otra pareja, como están cuidando al niño. Es una situación muy difícil. Nadie tiene razón y, sin embargo, todos la tienen. Quieren a esa niña. Quieren que sea feliz. Pero...¿Con quién debe estar? Con los tres. Con su madre biológica y con la pareja que tanto la quiere. Pero...¿De verdad puede ser feliz cuando los adultos no saben entenderse entre ellos?
En esta historia, ¿quién tiene razón y quién no la tiene? Nadie va a ganar. Todos saldrán perdiendo. Empezando por la niña.
Los adultos tienen que sentarse a hablar. Sin disimular. Siendo sinceros. Con el corazón abierto. A nadie le gusta oír la verdad. Lo he aprendido recientemente. La verdad es dura y dolorosa y nadie quiere oírla. Pero es bueno hablar con el corazón en la mano por muy duro que sea. Hay que pensar en esa niña y en ese niño también. Los dos serán los grandes perdedores en una bronca entre sus adultos.