viernes, 9 de julio de 2010

Ilusión

Todos estamos pensando en el partido del domingo. Es la final del Mundial, la primera vez que España juega una final en un Mundial. Nunca antes hemos llegado tan lejos. ¡Ni siquiera en nuestro propio Mundial! Cada cuatro años decimos: "¡Éste va a ser nuestro momento! ¡Vamos a ganar!". Y siempre volvemos a casa con el rabo entre las piernas, como se dice vulgarmente. Se ha hablado mucho a lo largo de este Mundial de Iker Casillas y de su novia Sara Carbonero, que es comentarista también del Mundial. Cuando España perdió contra Suiza (mejor, olvidemos esto como hacemos siempre que perdemos), se dijo que la culpa la tenía Sara, que distraía a Iker y que, por su culpa, iba a perder. Yo creo que no. España tuvo un mal día. Como lo tenemos todos. Son seres humanos y pueden pifiarla en cualquier momento. Como nos pasa a todos. No sé si Iker y Sara son consciente de hasta qué punto ha llamado tanto la atención su relación. Le buscan todos el morbo, incluso los propios compañeros de cadena de Sara. No sé, además, si ella sabe que sus propios compañeros hablan de ella tanto en su cara como a sus espaldas.
El caso es que, compañeros de trabajo cotillas aparte, todos esperamos que el domingo sea nuestra noche. Yo confío en que ganemos. He soñado en dos ocasiones con Iker levantando la copa del Mundial que nos proclamaba campeones del mundo, tal y como hizo hace dos años cuando ganamos la Eurocopa. Todos damos por hecho que vamos a ganar. Perder no es una opción. Hay que ganar este Mundial sí o sí. De la misma forma que la Armada Invencible va a ir a por su tercera copa Davis consecutiva. No podemos fallar. Nadal ha vuelto a ser el número 1. Se espera que siga así eternamente. Todos esperamos que Alberto Contador gane el Tour de Francia. Ansiamos que Fernando Alonso gane este año el campeonato de Fórmula 1. Y lo mismo esperamos de moto GP, que gane Jorge Lorenzo o Dani Pedrosa. Es un sentimiento general de deseo de victoria. No se puede perder. No se puede defraudar a nadie. O es todo o no es nada. Igual que en "El gran dictador", cuando Chaplin dice, mirando su globo terráqueo: "O César o nada." O victoria en todos los campos o nada. ¿Hasta qué punto estarán nuestros deportistas presionados para ganar y hacer que, durante unos días, olvidemos la crisis en la que estamos sumidos, los políticos corruptos que campan a sus anchas por nuestro país, las víctimas de la violencia de género, el paro o las memeces de "DEC"? Eso es algo que nadie sabe. Todos queremos celebrar una victoria el domingo por la noche. Si España pierde...No habría festejos sinceros. Sólo una infinita sensación de derrota por haber estado tan cerca de alcanzar la gloria y habernos quedado en el camino. Ser segundos no nos basta. Lo queremos todo. ¿Se puede tener todo? Sí. Si se esfuerza uno en conseguirlo...Si no siente sobre sí una terrible presión para conseguirlo...Yo, por mi parte, espero que ganemos el domingo. No voy a ser pájaro de mal agüero. Además, no soy una bruja. Siempre fallo en mis predicciones.

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