sábado, 10 de julio de 2010

¡Enhorabuena! Adoptar de forma legal y sin presiones

Me gustaría felicitar a una amiga mía que fue madre hace unos días. Mi amiga es apenas un año menor que yo y vive en pareja desde hace algún tiempo. Estuvo trabajando hasta hace unas semanas. Ella no estaba embarazada. Se estarán preguntando ¿cómo fue madre si no estaba embarazada? La respuesta es muy sencilla. Mi amiga me comentó hace unos cinco meses que no podía quedarse embarazada. Ella y su novio estaban intentando ser padres desde hace uno o dos años. Como el bebé no venía, consultaron con un especialista. Mi amiga se vino abajo cuando descubrió que tenía problemas para quedarse embarazada y que, si se quedaba, era probable que acabara perdiendo a la criatura. Mi amiga y su novio tomaron una decisión. Adoptar. Empezaron a mover cielo y tierra con tal de conseguir el visto bueno de los servicios sociales. Es sabido que los servicios sociales miran a los futuros padres adoptivos con lupa. Éstos deben demostrar que están perfectamente capacitados para tener un hijo. No tienen que sufrir ningún tipo de enfermedad (ni psíquica ni física). Tienen que tener una relación estable y venir de familias estable. No pueden tener ningún tipo de adicción. No deben tener antecedentes penales. Les puedo asegurar que mi amiga viene de un entorno muy estable. Ella trabaja en una tienda y nunca se ha metido en líos. Me imagino que su novio tiene que ser igual que ella porque, finalmente, los servicios sociales dieron el aprobado a su solicitud de adopción. Decidieron adoptar un niño español. Mi amiga me comentó que se había sentido tentada a adoptar a un niño de otro país, pero, dada la situación económica en la que está (le han recortado el sueldo a ella y a su novio, que trabaja en otro sitio), ha preferido adoptar a un bebé español. El miércoles por la tarde le dieron por fin a su niña. Está muy entusiasmada con ella. Confiesa que le da miedo sacarla a la calle porque pesó muy poquito al nacer. Dice que es hija de una pareja que no puede hacerse cargo de ella porque la madre tiene problemas de adicción y el padre, también adicto, está cumpliendo pena en la cárcel por un delito bastante grave desde hace semanas. A mi amiga le asusta que su hija haya nacido con el síndrome de abstinencia, pero el médico le ha asegura que, de momento, la niña está bien. Mi amiga está en una nube. Desea ser una buena madre. Y no me extraña. He oído que las parejas que adoptan un hijo son las que más se esfuerzan en ser unos padres excelentes. Quieren darles a sus hijos, no su amor incondicional, sino el doble de éste. Saben que les esperan unos momentos difíciles cuando les tengan que contar la verdad de su origen. Los seres humanos somos curiosos por naturaleza. Hacemos árboles genealógicos sólo para saber de dónde venimos. En el caso de un hijo adoptado, esta sensación es enorme. Quiere saber quiénes fueron sus padres, si lo querían, el porqué fue abandonado, si piensan en él...Mi amiga sabe que, llegado el momento, tendrá que decirle la verdad a su hija. Intenta no pensar en ello ahora y quiere disfrutar de ella el mayor tiempo posible. También intenta no pensar en lo que podría pasar si los padres biológicos de su hija decidieran recuperarla. Sabe que tiene casi todas las de perder, a pesar de que la niña está bien a su lado.
De momento, no quiero amargarle la vida con esas preocupaciones. Me alegro mucho por ella, de verdad. Intento ser realista. Y parezco un pájaro de mal agüero. La niña es preciosa. Sé que mi amiga va a ser una buena madre. La conozco desde siempre. Y es una gran persona. Tiene más virtudes que defectos. Nunca la he visto enfadada con nadie. Nunca la he visto pelearse con nadie. Es muy simpática y sé que su hija será igual que ella.
En "El abuelo", la película de Garci, descubrimos que la sangre no sirve para unir a las personas. Nelly y su abuelo, en realidad, no son nieta y abuelo. Pero ella lo quiere y lo respeta y él, aún cuando descubre que Nelly no es su verdadera nieta, la sigue queriendo. El honor, que él valoraba por encima de todas las cosas, deja de tener importancia para él y se queda con el amor que le profesa a la niña que es, en su corazón, su nieta. De la misma forma que la niña que ha llegado como un regalo a la vida de mi amiga es su hija, nacida de su corazón y de su alma.
¡Felicidades, guapa!
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Y, ahora, hago otra entrada porque me parece un tema muy interesante del que me gustaría hablar.
He oído casos de padres de niños que les dan en adopción y, pasado algún tiempo, les reclaman. En pleno franquismo se rodó una película que hablaba más o menos de ese tema. Juzgaron a una mujer rica que había adoptado un niño de manera ilegal con la complicidad de la matrona. A la madre biológica del niño por poco no la linchan en la sala. La mujer rica les había hecho creer a todos que el niño era suyo. El padre biológico del pequeño era el que quería recuperarlo y el padre adoptivo se lavó las manos en el asunto. Si le quitaban el niño y su esposa iba a la cárcel, él prefería mantenerse al margen. Prácticamente, fue él el que condujo a su esposa a hacer eso porque estaba obsesionado con tener un hijo. A su señora la obligaba a hormonarse (¡cómo lo oyen!) y, como ni así se quedaba embarazada, la tenía abandonada y ella perdió la cabeza. Al final, la mujer rica se queda con el crío (Les estoy hablando del franquismo. Los ricos dominaban el país y hacían su voluntad a golpe de talón). Ahora, la ley ampara a los padres biológicos. En este caso, el juez le habría otorgado la custodia al padre biológico, pues éste tenía un trabajo estable, mientras que la madre biológica tenía diversas adicciones y los padres adoptivos eran... para salir corriendo...
En el franquismo hubo un auge de adopciones ilegales. "Cielos de barro" cuenta la historia de una millonaria que presiona a un campesino para que le entregue a su hijo y él se niega hasta que el marido de la millonaria amenaza al campesino y a su esposa y el pobre hombre no tiene más remedio que ceder. Todo el mundo sabía lo que estaba pasando, pero el miedo a sus amos era tal que no se atrevían a alzar la voz. Prácticamente como pasaba en la España de aquella época. La gente vivía con tal terror a lo que les pudieran hacer que no se atrevían a respirar ni a pensar. Ahora, como vivimos en democracia (¿el secuestro de una revista o el veto a un humorista es vivir en democracia?), es fácil echar la vista atrás y tratar de reírse de la persona que nos tenía a todos acojonados (reírse es bueno). Prefiero dejar esto para otra entrada posterior. Es un tema muy interesante. Veo "El Intermedio" y "Sé lo que hicisteis" y me río con ellos, pero admito que me pongo rígida cuando se burlan de ETA, que no ha desaparecido, como muchos piensan. Yo creo que están haciendo como los osos. Que hibernan. Hasta que no desaparezca del todo y no vuelva a matar no me reiré con los chistes que hacen del comando. Pueden aparecer en cualquier momento...
Me llamó la atención un caso que vi en Internet. Hay un "reality" (no sé si seguirá en emisión) en el que familias estadounidenses de todas clases (homosexuales, heterosexuales, con hijos o sin hijos) deciden adoptar uno o varios niños, sin importarles la raza, lo cual está muy bien. Uno de los casos que más me espantó fue el siguiente: un matrimonio estadounidense, blanco, que vive en uno de esos chalets enormes que tienen en los suburbios residenciales (los hemos visto mil veces en las sitcoms), que trabaja en oficinas y vive muy bien no pueden tener hijos. Deciden adoptar un niño colombiano (la visión que tiene Estados Unidos del resto del mundo es muy básica. Creen que Colombia es bandas y narcos. Deben de creer que Shakira es de Texas o no habrán leído nunca "Noticia de un secuestro"). El caso es que el matrimonio fue a una residencia para pobres situada en una aldea muy pobre de Bogotá. Allí estaba una joven de dieciocho años y madre soltera con su hijo de cuatro meses. La chica venía de familia muy pobre y no podía hacerse cargo de su hijo. Pero sabía que no quería separarse de él. Lo que más me horrorizó fue ver cómo el matrimonio la presionó para que les diesen al niño y prácticamente obligó a la directora de la residencia para que presionase todavía más a la pobre chica. Ésta acabó cediendo y entregó al niño a los yanquis porque la presión pudo con ella. La flamante madre adoptiva le regaló (¡hay que tener cara!) a la madre biológica un collar de esos barateros para que se "acordase" del niño. ¡Como si un collar pudiese devolverle a su hijo! Y éste se fue con los yanquis dejando a su pobre madre con el corazón destrozado. Pues bien. La historia no termina aquí. Semanas después, leí en Internet que el niño que los yanquis habían adoptado en Colombia había muerto. Muerte súbital del lactante, fue el resultado de la autopsia. Pero los yanquis estaban furiosos con la madre biológica y la acusaban de haberle dado de forma intencionada un niño enfermo. La madre biológica acusó a los padres adoptivos de ser los causantes de la muerte del niño. El caso llegó a los tribunales. Y el juez dictaminó que había sido todo causa de la mala suerte. Probablemente, el niño hubiese muerto también en Colombia de muerte súbita. O quizás no. Eso no se sabe.
Nos bombardean la televisión y el cine con historias de adopción que tienen un final feliz y en la que todo sale a pedir de boca. Pero hay que andarse con pies de plomo. Los servicios sociales rechazan muchas solicitudes de adopción. Hay que pensar que ese niño, algún día, crecerá y querrá saber quién es. Y quizás no baste con todo nuestro amor para obligarle a disuadirle. Todos queremos saber quiénes somos, de dónde venimos. No es pura retórica. Es realidad. No siempre esos niños estarán con nosotros. Quizás sus padres biológicos aparezcan algún día para reclamarlos...O puede que los padres, en el último momento, no quieran entregárnoslo. No todas las historias de adopción tienen un final feliz y no todas son como la de Chandler y Mónica, de "Friends". ¿Se acuerdan? No podían tener hijos y decidieron adoptarlos. Les aprobaron la solicitud a la primera y la chica que iba a darles a su hijo (al final fueron gemelos) en adopción debía de tener horchata en vez de sangre porque en ningún momento dio muestras de sentir algo hacia la criatura que tenía en sus entrañas ni vaciló ni le dejaron tener a su hijo en brazos. Las historias tipo Chandler y Mónica, de ocurrir, son muy raras.
¿Mi consejo? Sigan adoptando. Hay muchos niños que necesitan ser amados y no tienen quien les quiera. No adopten sólo bebés. A los bebés se les puede moldear a nuestra imagen y semejanza y, además, no recuerdan nada de sus padres. Adopten también a niños de más edad. No tengan miedo a que les hablen de sus padres biológicos. De hecho, es bueno para ellos que hablen de sus verdaderos padres porque sacan fuera todo lo que tienen dentro. El dolor por su pérdida, la nostalgia por los buenos momentos que vivieron con ellos y la dicha de saber que fueron queridos y que todavía les siguen queriendo. Adopten adolescente. Son problemáticos, sí. Y cuesta trabajo entenderles o contrarles. Pero ustedes también fueron adolescentes y deben de recordar cómo se sentían en aquella época. A sus padres les costó trabajo controlarles y entenderles. Pero, al menos, su adolescencia fue dichosa porque tenían a sus padres y esos chicos están solos. Adopten a niños españoles y también adopten a niños de otros países. Hay muchos niños que están deseosos de ser amados alrededor del mundo. Hagan las cosas dentro de la legalidad porque, al final, son ustedes los que saldrán perdiendo. El dinero compra muchas cosas, pero quizás se topen con alguien incorrupto que no acepte un cheque con muchos ceros. En ese caso, acabaría usted en la cárcel. No ejerza nunca ningún tipo de presión sobre los padres biológicos si éstos no quieren entregar a su hijo. Ya tendrá otra oportunidad de tener un niño. Si le pasa algo a ese niño, los padres biológicos le culpabilizarán a usted de lo sucedido. No piensen que su historia de adopción va a ser como la de Chandler y Mónica. Van a tener que moverse mucho, van a tener que demostrar que son la familia ideal para esa criatura y van a tener muchos problemas. Quizás la cosa salga mal...O quizás la cosa salga bien...
Conclusión: Hagan como mi amiga y como hacen miles de personas en el mundo. Adopten bebés, niños o adolescentes de cualquier parte. Eviten cometer cualquier tipo de irregularidad. Sean sinceros con los servicios sociales. La sinceridad, a veces, por muy mala que parezca, puede ser nuestra mejor baza. No presionen nunca a nadie para que haga algo que no quiera. Sean pacientes. Si hacen esto, verán como el resultado habrá merecido la pena.