lunes, 12 de julio de 2010

¡Oe, oe, oe, oe!

¡Por fin!
Llevamos años esperando que llegara este momento...Desde que empezaron a celebrarse los Mundiales...¿Sabíais que España fue uno de los países fundadores de la FIFA? ¡Es igual! ¡Oh, Dios! Anoche, estaba hecha un manojo de nervios. Creí que me moría cuando un jugador holandés le dio una patada en el pecho al pobre Alonso y el árbitro no le expulsó del campo. ¡Hay que ver! Nos dieron los holandeses hasta en el carnet de identidad y el árbitro no hizo nada. Fue el partido más largo y angustioso que jamás he vivido. Yo no lo vi casi nada. Estaba tan alterada porque no marcábamos un gol que me iba a la calle. Pero no me calmé. Había mucha tensión mascándose en el ambiente. La gente estaba nerviosa. Insultaban al árbitro. Yo soy una dama. No le insulté a viva voz. Me guardé los insultos para mí y dejé que mi padre lo insultase. Nos tomamos todos medio diezepan porque estábamos alteradísimos. Estuve a punto de abrirme las venas cuando fuimos a la prórroga. Pero, cuando sólo faltaban cinco minutos para ir a la tanda de penalties, apareció mi queridísimo Iniesta y...¡Gooool! ¡Por fin! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Dios mío! ¡Gracias! España no es el país cutre que los yanquis creen que es una provincia de México. ¡Ahora, somos los mejores del mundo! Y, cuando Casillas levantó la Copa...Empecé a llorar y no pude parar.
La Calle Mayor de mi ciudad rezumaba vida. Jamás había visto tanta gente bebiendo, zarandeando coches, bañándose en la fuente, pidiéndoles a los bomberos que les mojasen, gritando, bailando, riendo...Una noche para divertirse con los amigos y con los seres queridos. Una noche para recordar toda la vida. Una noche mágica. Por fin, después de tantos años fracasando, cayendo, volviendo a España con el rabo entre las piernas, nos convertíamos en los mejores del mundo.
Todos esperamos que esta victoria nos ayude a remontar de la crisis tan profunda en la que estamos sumidos. También estamos contentos porque la victoria de La Roja nos va a ayudar a olvidar el ridículo que ha hecho La Armada Invencible en la Copa Davis. También nos ha hecho olvidar durante horas y seguirá haciéndolo durante días de la crisis en la que estamos sumidos.
Alguien dirá que los catalanes ya no quieren el Estatut. Ayer estaban divirtiéndose como locos, celebrando la victoria de La Roja, y gritando a pleno pulmón: "¡Yo soy español, español, español!" Y lo mismo ocurrió en el País Vasco, cuando la gente sentenciaba: "¡Ya no nos da miedo gritar que somos españoles!". Se espera que sigan recordando que sean españoles cuando todo esto pase.
Vi algunas banderas fachas (ya sabéis, las del águila como insignia) pululando por la Calle Mayor, lo que me causó un gran disgusto. Soy demasiado progre. Tendrán que disculparme. No soy la única a la que los fachas les causó una indigestión. La madre de una amiga mía se encaró con uno de estos elementos cuando increpó a su hija, que es lesbiana. La madre de mi amiga es una mujer pacífica, menuda y de apariencia frágil. Y a punto estuvo de abrirle la cabeza a ese tío de un botellazo. Han habido muchos incidentes esta noche. Peleas, indisposiciones...No entenderé nunca el porqué una celebración tiene que traer consigo cosas malas.
En fin, el caso es que nadie va a amargarle la fiesta a nadie. España ha llegado hasta donde nadie creía que iba a llegar nunca. Está en lo más alto. Ahora, comienza una dura tarea para ella. Seguir manteniéndose en lo más alto.
¡Felicidades, campeones! ¡Pedazo de morreo que le dio Iker a Sara en directo y con lloros!